sábado, 4 de octubre de 2008

Evitar las causas de la enfermedad

¿Alguien no se ha enterado todavía de que estamos en crisis? Cuidado, no hablo de cualquier crisis, no me refiero a esas crisis bélicas en las que muere gente, ni las crisis que afectan a los que se mueren de hambre. Hablo de una crisis de verdad, una de esas que no nos deja invertir en la construcción de pisos, y lo que es peor, que no permite que unos se enriquezcan mientras otros endeudan su nomina durante 50 años. Es una crisis económica del mundo desarrollado…eso si que es una crisis!

Es una de esas crisis que nos hace recapacitar (qué pereza) sobre si desde hace unos años teníamos que haber vendido las lechugas con un margen de diferencia menor con lo que se le paga al agricultor. Sí, hablo de esa crisis que pasa de afectar no solamente al ciudadano sino también al político o al empresario. Esta es una crisis de las que importan porque pueden hacer perder el poder a un presidente o a un ministro. No es cualquier cosa…

Los diputados del Congreso de EE.UU se negaron en un principio a aprobar el plan de rescate ideado por Bush. Es lógico, suponía subir los impuestos al ciudadano y…no, no es porque se preocupen de que el ciudadano tenga que pagar (más todavía) los errores de la Administración, sino que estamos a un mes de las elecciones en las que esos diputados se juegan el escaño y, claro, no es el momento de tocar las narices al que vota. De modo que los congresistas devolvieron al presidente su plan… “por favor, señor Bush, reforme la propuesta para que no sea tan evidente la cara que tenemos”… Ya hay plan nuevo, más discreto, y aprobado.

Me voy a poner pedante citando a Sócrates cuando dijo que “si alguien busca la salud, pregúntale si está dispuesto a evitar en el futuro las causas de la enfermedad; en caso contrario, abstente de ayudarle”. Eso tendríamos que hacer, exigir a los Gobiernos que no utilicen nuestro dinero para “rescatar” a entidades financieras que durante años se enriquecieron a base de abusos. Ellos se embolsaron los beneficios y ahora nosotros pagamos las pérdidas. No deberíamos hacerlo porque ellos no están dispuestos a evitar en el futuro las causas de la enfermedad que vivimos ahora.

Pero hay un detalle que Sócrates no tuvo en cuenta y es que a veces el que sufre de verdad la enfermedad no es el mismo del que depende evitarla en un futuro.

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