viernes, 5 de septiembre de 2008

Cómo dueles México...

Un renglón torcido escrito por mi mexicana (Gracias Musi, por explicarme...)

Suena tan trillado lo que voy a decir... pero me di cuenta de lo mucho que quiero a mi país cuando viví fuera de él. Yo, la eterna renegada, que me quejo de absolutamente todo, al estar aquí no dejaba de despotricar en contra de México, de la gente, de las costumbres, y es un hecho que en el primer momento en el que estuve lejos, sabiendo que me tardaría un buen tiempo en volver, tuve una añoranza bestial.

Esta entrada es a propósito de dos cosas, una es que la brillante autora de "Renglón torcido" me solicitó una reflexión de lo que fue para mí vivir en España y de algo que ella no podía entender cuando se lo decía allá... la libertad es lo único por lo que hubiera dejado todo aquí para quedarme en Madrid (no hay prestación más grande) y aquí, en mi país, no somos libres y la segunda es porque justo ahora estoy regresando de la marcha, en la que el tema quedó a flor de piel y justo me doy cuenta en este momento que logré caminar sin caerme 7 kilómetros (por supuesto con tacones) acompañada de gente que ha vivido cosas tremendas relacionadas con este problema.

En Madrid era increíble subirme al metro a cualquier hora, quedar con mis amigos citándonos en lugares públicos quizá a las dos o tres de la mañana, vaya, incluso tener los cajeros automáticos sobre la acera, sin entrar en las cabinitas que hemos visto mil veces en las noticias como el lugar ideal para robos, tomar cualquier taxi sabiendo que no estabas entrando a cabina de riesgo... en fin, últimamente me pregunto para qué regresé y esto lo digo porque las cosas se salieron de control con respecto al tema y supongo que la mayoría conoce el caso que detonó todo esto y el bombardeo mediático que hemos tenido en los últimos días.

Para mi desgracia, he vivido cosas que me hacen entrar en la estadística, el más absurdo es el asalto a mano armada que sufrí de un policía completamente drogado, el asalto eterno en el que saliendo periódico me quitaron mucho más que mi aguinaldo y la muerte de mi amigo "Santiago", asesinado en su departamento después de denunciar un asalto en cajero automático. Aunque suena fuerte, soy de las menos afectadas por el problema y eso es indignante. Las víctimas recientes han sido mucho más cercanas de lo que me pude imaginar y hoy que fui a la marcha y vi a un viejito rezando con los ojos cerrados mientras caminaba, a gente con botones en donde aparecían fotografías de la gente que han perdido, así como grupos repartiendo hojas de "¿Lo has visto?" en el que aparecen niños, jóvenes, adultos y ancianos, me sentí paradójicamente, por primera vez aterrada con esto.

Mi intención no es politizar, de ninguna manera... pero de repente me leo y me doy cuenta de que no cuento nada que no sean frivolidades y dejo de lado cosas importantes de lo que es mi estilo de vida y las limitantes que tengo al vivir en un país que sufre de este mal.
Hoy mi actividad del día fue ir a una marcha impresionante, en donde habían más de 200 mil personas (cifra oficial) y en el que podría asegurar que cada uno de los que estábamos ahí teníamos a alguien que llorar que ya no está como consecuencia de esto.

¿Habrá remedio? La verdad no tengo idea, el problema es mucho más profundo y hay tantos vicios que romper que va a ser un proceso lento que quizá ni mis nietos (sí es que los tengo) verán. Al final del día decidí volver, vivir aquí y sufrir esta ciudad, que también me muestra algunas veces una cara increíble, esa es la que quiero vivir y sólo espero que alguien que no tenga nada que perder me quite la oportunidad de hacerlo.

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